domingo, 25 de enero de 2015

Preludio - ¡Cómo me acuerdo!

¡Ay, como me acuerdo! ¿Será que los niños también envejecemos? ¿Será que dejé de ser un muchacho? ¿Será que un día, sin más, me empezaron a llamar 'señor', en tono de gente grande? ¿A qué ratos a mi barba le salió la primera cana? ¿En qué momento la línea de expresión de la frente empezó a convertirse en una arruga? 

Hace unos años, el 'Sensei' - mi maestro de Kenpo japonés - encontró que lo que yo llamaba 'alergias al frío' era en realidad un problema de estrés, de ansiedad y de tanta cosa más. Recuerdo que me trató con acupuntura. Recostado en la camilla, boca abajo, sentía el leve pinchazo de las agujas entrando en mi espalda. Ese día, a través de la activación que las agujas ocasionaron en mi ser, vinieron a mí muchos recuerdos, muchas emociones....

Hoy, al retomar este espacio he vuelto a recordar.... 

¡Ay, cómo me acuerdo! Me acuerdo de mi abuela, Matico, cuidándome cuando era niño. Me acuerdo del olor a lluvia sobre el pavimento en las mañanas cuando iba a la escuela. Recuerdo el frío que entraba entre el pantalón y los zapatos, congelándome los tobillos. Cómo me acuerdo de todas ellas... de la A la Z... desde Alex hasta Zannah... Pasando por Belu.... Siempre Belu, su lunar, su sonrisa casi irresistible y el tonito de su voz, casi impertinente.... Creo que llegué a adorarla. Sin motivo aparente o lógico, como suele pasar en todas las 'adoraciones'. Me acuerdo del 'olorcito a dolor' que viene cuando recibes un golpe en la nariz. Cómo me acuerdo, no de mi primera vez.. Si no, de mi mejor vez.... Me acuerdo del vestido tornasolado, hombros descubiertos, de la flaquita de cabello castaño que esa noche no quiso bailar conmigo, pero terminó diciéndome ella para bailar... Me acuerdo de mis compañeros de la escuela de entrenadores de fútbol.. coreando mi nombre, y haciéndome sentir querido. Posiblemente, una de las más gratas sorpresas que he tenido jamás. Me acuerdo de los goles que marqué y de las patadas que recibí.... Me acuerdo de las promesas que me hicieron y que no llegaron a cumplir... Cómo me acuerdo de vos, de tu cabeza sobre mi pecho.... Cómo me acuerdo de la vez que te sentaste no en frente mío, si no junto a mí y se te escapó alguna lágrima porque me ibas a extrañar... Cómo me acuerdo de los amigos que quedaron en el camino. Son soldados caídos a los que rindo homenaje en cada nueva amistad que me acompaña.  Cómo me acuerdo de tanto amor,  de tanto dolor.. Que a la larga y hasta hoy han sido caminos intermitentes, alternantes, casi paralelos... Cómo me acuerdo de las cosas que se dijo a mis espaldas... Cómo me acuerdo del filo de mi espada. Cómo me acuerdo de mis amigos en Rosario... Me acuerdo de lo que era vivir a unas cuadras del río y de salir a correr, o mejor a caminar por Oroño o la Costanera... Cómo me acuerdo de María Laura, mi compañera de trote.  Cómo me acuerdo de los goles que canté. Cómo me acuerdo de aquel tiempo en que fui capaz de un amor puro, inocente y casi total... Cómo me acuerdo de mis tíos Gonzalo y Fernando, de mi abuelo Humberto... de mis bisabuelos, Enrique e Isabel... Cómo me acuerdo de todo lo que dijiste y de todo lo que callaste.... Sobre todo, de tus silencios, y de todo lo que callaste y con ello dijiste. 


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