jueves, 22 de diciembre de 2011

4. Todo lo que perdí




Hoy les voy a contar un poco mi forma de ser,

la terrible facilidad que tengo yo para perder:

Pierdo la ropa y pierdo apuestas.

En pocas copas pierdo lo que llevo a cuestas

Pierdo vergüenza cuando estoy con mis amigos,

cuando canto pierdo el hilo de lo que debo cantar.

Perdí el pudor, perdí mil noches frente al mar

Recuerdo hace unos años, que una chica a la que invité a salir me describió como un tipo ‘obsesionado con ganar’, con la victoria entre ceja y ceja y que como se consideraba una ‘eterna perdedora…’ la bifurcada estaba garantizada. Ciertamente, no tengo ninguna obsesión, ni adicción a los triunfos, pero creo que estoy bien acostumbrado a ganar y odio perder. En mi profesión, lo único que paga es ganar. Pero existe siempre la derrota, es un estado de la vida y del juego con el que debemos convivir, ya que como mortales tenemos garantizada al menos ESA derrota.

Si me pusiera a contar las cosas que he perdido, tal vez no acabaría esta noche. Tal vez me pondría un poco triste, porque recordar nuestras propias derrotas, nos brinda una visión algo gris de lo que hemos vivido. Esto es ser demasiado duros con nosotros mismos, pero hay días en los que mirar atrás y ver solamente derrotas, parece inevitable.

Perdí alegría y a la vez perdí inocencia

Refugiándome en los libros me sirvió para entender

Que a mucha gente no le importa la miseria

Que solamente les interesa el poder

Perdí la fe en la democracia cuando ya no me dio gracia

Ver que manejan los hilos de la nación

Los que tienen un dólar como corazón

Sería mejor recordar que la mayoría de derrotas se quedaron en el rincón oculto donde el olvido se encuentra con lo escondido, ese lugar al que recurrimos cuando necesitamos un impulso, un pinchazo que nos haga vibrar y erguirnos hacia delante. Empezaré por admitir que yo mismo me he perdido por no saber encontrarme, por extraviarme y corromperme, por confundirme y por querer vencer al niño que fui con el hombre que aún no soy…. Sería mejor admitir que me pasee en la delgada línea que sirve de límite entre lo permitido y lo prohibido; y que sin llegar a caer, perdí el miedo a perder que es lo esencial para poder levantarse y semilla esencial para nuevos triunfos.Sería noble reconocer que cuando me sorprendes tarareando con silbidos, a veces pierdo la idea de lo que te iba a decir; sé que hay dos o tres palabras que pensé soltarte, que suelen estar en la punta de mi lengua, pero mi miedo a perderte o talvez a ganarte hacen que ellas se pierdan en el tiempo o en el último suspiro que entrecorté y que al interrumpirse, se perdió.

Hice del perder una ciencia, más que un arte. No hay arte en perder, pero es necesario saber perder, perder con gracia, perder con altura, dándolo todo, para que si al perder no pierdas también la lección, o pierdas el tiempo reprochándote aquello que dejaste de hacer… Perder es una lección valiosa que se basa en el dolor. Cada vez que pierdo importa poco la apariencia, porque tal como pasa cuando ganamos, nos mostramos tal y como somos. La experiencia solo sirve si podemos evitar perder o conseguimos ganar, si no seguro que también hemos perdido pasos importantes en el aprendizaje.

‘¿A quién le ganaste vos?’ Podrán murmurar algunos ignaros. ¡Si vos supieras a quién le gané!… Me gano a mi mismo casi todos los días y eso es algo inmenso. A veces soy Federer ganando un nuevo Grand Slam, a veces soy Messi metiendo los goles de a tres… ¿Pero qué importa eso ahora? Te hablo de lo que perdí y pierdo… Perdí mucho y también gané porque no me escondí.

Perdí tus besos y tu sexo, perdí tu noche y tu risa, perdí tus curvas y caricias, perdí el miedo de dormir solo cuando tenía cinco años y perdí el deseo de dormir con vos hace cinco noches cuando me di cuenta que perdí todo temor a perderte porque nunca te tuve. Perdí mi brújula al buscar una avenida para jugar a las escondidas Perdí mi norte por seguir una estrella que siempre me guiaba hacia el sur. Perdí toda esperanza cuando te supe perdida. Perdí mi norte al regresar aquella noche, pensando en los derroches de cariño que te dí.

Perdí mi ropa con una dama, cayó en el agujero negro que hay junto a mi cama. Perdí el zapatito derecho cuando aún era bebé y creo que desde entonces, también perdí el rumbo que me guiaba a un futuro perfecto y me extravío en este presente incierto. A falta de zapatito derecho perdí el ritmo al caminar y caí. Pierdo la calma cuando no encuentro lo que pierdo, pero pierdo más cuando no pierdo la memoria de todo lo que debiera olvidar. Perdí dinero por la culpa del gobierno y pierdo la oportunidad de volver al que un día fue mi hogar. Mi avión perdió altura cuando sobrevolaba tu hermosura. Recordé por instantes tu figura y tus encantos, nunca tan poco me supo a tanto…. Perdí la noción del tiempo esperando tu llamada o volver a escucha por fin tu voz. Me entretuve pensando en tus ojos y perdí mi tiempo en el arte de la contemplación.

Perdí el fuego que llevo adentro al comprobar que perdía el duelo con el tipo que me mira desde el espejo, que me reta porque me encuentra cada vez más viejo… Derrotado en el suelo perdí el arte de soñar. Algunas noches pierdo el recuerdo de tu boca y otras noches ya no lo quiero recordar. Pierdo el partido de mi vida porque lo juego de subida, pierdo la bocha por hacer un además, pierdo por la mínima diferencia por mi falta de experiencia en los juegos caprichosos del amor.

Perdí mi vida y renací de las cenizas. Perdí el valor cuando me enfrenté a tu temor. Perdí el miedo a perder todo lo que he perdido, porque mi avión pierde combustible y no alcanza a cargar con tu equipaje, que si no viajas conmigo eso es un contrasentido. Perdí energía por llevarte en mi espalda, perdí el sentido cuando caí desvanecido, perdí el conocimiento porque golpeaste mi moral. Me noqueaste con ese golpe tan terrible. Tambaleante y mal herido, caí a tus pies, adormecido.. Perdí el control de lo que digo y por encerrarme en una jaula de oro perdí algunos amigos. Perdí el colectivo que me llevaría a mi futuro, perdí en el una nueva oportunidad.

Perdí tiempo y dinero

Perdí el fuego perdi el celo,

perdí el duelo, perdí el arte de soñar

algunas noches pierdo el recuerdo

pierdo la cuenta ya de todo lo que pierdo

Pierdo la voz de la conciencia

entonces quedo hablando solo

me pierdo de polo a polo en encontrar

alguien con quien poder reir poder llorar

Perdí una señal porque no la supe interpretar. Perdí tu última llamada por esconderme debajo de la almohada. Perdí el avión que no llegó a despegar. Perdí un campeonato en el último segundo. Me lo hicieron jugar en el límite del fin del mundo. Ahí perdí toda mi reputación. ¡Perdí hasta la imagen de mi televisión! Ante la injusticia y los tiranos pierdo vergüenza. Perdí un año de mi vida jugando a las escondidas con quien no me quería buscar. Como se nota que he perdido la inocencia, me la saqué para nadar desnudo en el mar. Perdí la fe en los cuentos de hada cuando mi voz perdió firmeza al hablar de aquel milagro que tanto necesité y nunca ocurrió. Perdí la mirada de aquella mujer que me hizo perder mi sensible y maltrecho corazón…

Tengo suerte de no haber perdido un diente

refugiado en agua ardiente nunca se cuando parar

pierdo la vida en una vuelta de ruleta

pierdo la bocha por hacer un además

y me hundo en el primer surco profundo

perdiendo de nuevo el rumbo del caballero que fui

quien ya perdió los dientes que yo no perdí.


Pero una noche esas que creí perdidas

jugando a las escondidas con el amor me encontré

y asi fue que me robaron algo valioso,

estoy agonizando y le quiero pedir

por dios, que usted busque por mi esa mujer

que me robo de una mirada mi sensible corazón

no puedo ir yo porque perdi su dirección.

3 comentarios:

Juan K Peña dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
isap dijo...

Usteeeeed. Me encanta como escribe, no sé cómo lo hace. Es una persona muy profunda! jeje Le extraño y quiero mucho usted. Siga escribiendo así de bien :)

Juan K Peña dijo...

Gracias Isa! Te extraño mucho, más estas fechas.te quiero

Publicar un comentario

 
;