11. Looking for Ana
10. Políticamente incorrecto - Las galletitas de chocolate
Un mozo acaba de acercarse para recoger la propina. Temí que se llevase la charola con las galletas. Estuve a punto de gritar un sonoro '¡Nooo!' que hubiese llamado la atención de medio mundo en el café. Me culpo cuando siento que tengo poca capacidad de acción porque las miradas recaen sobre mí, aunque no suceda. Es igual de difícil si se tratase de una rubiecita hermosa en la la cola de la caja, o de las dos galletas de chocolate. Siento miradas sobre mi y la inacción me domina. ¿Por qué no soy capaz de ser yo mismo? ¿Por qué no puedo actuar naturalmente, ser divertido y relajado, como sé que puedo ser? Me ha llegado a importar demasiado el qué dirán y dicen mucho. Hablan entre ellos, pero con los ojos en uno.
Por momentos pienso que si voy por las galletitas la gente me mirará como si en realidad fuese a robarme la propina, o como si fuesen a pensar que soy un muerto de hambre... ¿Y si fuese a hablar con una chica? Sentiría que me ven como si fuese a hablar con alguien con quien no me corresponde, como si estuviera invadiendo clases sociales, raciales, o culturales. Como si dijeran mira este 'chico común, simple mortal', hablando con esa 'semidiosa'. A veces pienso que estos pensamientos son nada más que tonterías, pero de vez en cuando, algún comentario malaleche de alguien me hace pensar que ahí están los ojos criticones, acechando mis deslices. ¿Dónde está esa sensación de cargar un George Clooney con todo y sonrisa de medio lado por dentro? ¿Dónde dejé mi capacidad para lanzar comentarios sagaces al mejor estilo de Jonny Depp? ¿Por qué hoy que un par de galletas tienen tanto sabor, el que dirán de los demás tiene tanto peso?
No es que el hambre me pueda, ni tiene que ver con la ansiedad que me produce el esperar a mi compañero de clases por más de media hora. Se trata de las galletas. Hay algo en ellas que me llama, hay algo en comérmelas que me vuelve a la infancia. Quiero ser niño de nuevo y que no me importe que alguien se ría o critique lo que hago. Quiero hacer lo que realmente quiero hacer y que es tan simple como llevarme dos galletas a la boca y sonreír mientras las mastico. Quiero chuparme los dedos porque quedaron vestigios de chocolate derretido en las yemas.
Ahora me acuerdo de las barras de chocolate blanco que mis abuelos nos compraban a mi, a mi hermana y a mis primos. Siempre disfruté del sabor de esos chocolates, pero no como lo haría cualquier persona adulta, sino como lo hacen los niños: embarrándose. Me encantaba que el chocolate sintiese el calor de mis deditos, hasta perder su forma y tornarse una espesa crema y luego llevarme los dedos embadurnados de chocolate blanco derretido a la boca. Había algo de inocentemente prohibido en el placer de comer el chocolate así. Bah! No era algo prohibido, era algo simplemente, no debido... No bien visto por pura convencionalidad, no estaba bien, aunque así supiese mejor. Y estoy seguro que no había mejor forma de comer ese chocolate.
Si tan solo ahora tuviera la misma libertad, no lo dudaría. Me arrojaría sobre la mesa y jugaría un rato con las dos galletas. Las mordisquearía por los bordes, sentiría los diseños que los moldes hicieron sobre su contextura y que el chocolate alisó al recubrirlas. Me sentaría en esa mesa y agarraría las galletas, como si siempre hubiesen tenido como único y último destino mi boca y probablemente luego de comerme una podría compartir la otra con la rubiecita semidiosa de la fila de la caja, que a estas alturas ya debe estar en un bondi rumbo a su casa.
Extraño mucho tener la libertad, que no sé si tuve alguna vez, de ser políticamente incorrecto. La libertad de tener amigos sin importar su color de piel, su nacionalidad, su religión, su procedencia, destino o condición económica; Extraño la libertad de relacionarme con la gente por lo bien que me hacía sentir sobre mi mismo y con ellos y no por lo abultadas que sean sus cuentas de banco o lo bien entroncados que están en la vida; Extraño la libertad de reírme de aquellas cosas que me parecen divertidas aunque no sean inteligentes. No detesto ser inteligente todo el tiempo, detesto 'tener que ser inteligente' todo el tiempo; pareciera que eso anula la posibilidad de la risa fácil y a veces eso es exactamente lo que necesitamos. Detesto que tengamos que actuar para guardar las apariencias y que tengamos que estar tan pendientes de no soltar las caretas que usamos porque un día de estos una de ellas puede caer al piso y el ruido que haga al romperse será tan ensordecedor que se romperán todas las demás.
Extraño mucho la última vez que hablé con una rubia linda y la hice sonreír antes de saber su nombre. Extraño la última vez que me comí dos galletas de chocolate que originalmente no me pertenecían.
Sueño Musical / Dreams - The Corrs
Now, here you again, you say
you want your freedom.
Players only love you when they are playing ...
No, no tengo miedo de decir que te extraño, cuando te extraño. Más miedo me da decir que ya no te extraño, cuando ya no te extraño.
Say women they will come and they will go...
Escucho los latidos del ritmo propio de lo que llamaste libertad y teñiste de dolor. Te taladran la cabeza. Me extrañas con la misma fiereza que me echaste de tu lado y con el orgullo de quien se niega a aceptar sus propios errores. Lo sé, no por los aullidos de tu propia soledad, sino por el silencio entre ellos, ese tiempo casi infinito donde lamentas lo que acabas de tener y lo que perdiste.
Cuando la lluvia te lave y estés limpia de dolor, lo sabrás... When the rain washes you clean, you'll know.
9. Adios al Dojo. El Nacimiento de un Ronin
Re-edición: Mi lado animal
cuando nadie ve,
sabe a libertad.
Entre el aire, el suelo, tu y yo
hay complicidad
[1]
Juegan a la suya sin atar a otros
y sobre los otros no pasar jamás...
Con el sol a cuestas, fiel a su destino y a su parecer.
Sin tener horario para hacer la siesta,
sin rendirle cuentas al amanecer.[2]
[1]
[2] Callejero, Ataque 77
[3]
[4] Otra de esas máximas, fabulosamente usadas por Jorge Valdano en uno de mis libros preferidos. ‘El miedo escénico y otras hierbas’.
[5] Piensa en mí, de vez en cuando porque soy una especie en extinción, prestado de Mikel Erentxun.
Hace dos días éramos libres, tu y yo. Por dos días fuimos libres. Dos días antes de eso, vos eras libre sola y yo era esclavo de mis deseos. Y ahora no distingo lo que es la libertad. Me confunde lo que veo. Te doy tu espacio, me das mi tiempo… Tienes mi espacio, invado tu tiempo y a momentos me parece divisar los limites de la gigante jaula que no sé si nos atrapa o nos protege.
¿A qué edad exactamente uno se hace tan mayor, que deja de soñar y se vuelve un viejo tan amarga Y estúpidamente pragmático? Me niego a olvidarme de mis sueños, me niego a que te calles los tuyos. Anoche te vi mirar a nuestro hijo a los ojos mientras dibujaba. Te ví esa sonrisa tan tuya y tan eterna, cuando él te contestó que quería ser arquitecto cuando sea grande… ‘como vos, mamá!’ No sé si ese sueño siga intacto o no en su futuro, no sé si son las frases típicas que sueltan los nenes cuando nenes desde su inconsciente, para que la mamá se babee por ellos…. Solo sé que te vi soñadora otra vez. No entiendo tu existencia en mi vida sin tus sueños.
Se nos pasa la vida volando. Yo te amo como el primer día. Rejuvenezco amor. Es un ida y vuelta. que va más allá de la reciprocidad, no lo haces por devolvérmelo. Me amas porque te nace y porque me lo merezco. Vos mereces que te amen, que te cuiden, y que caminen de tu mano, a tu lado, por este camino tan difícil que hemos seguido, de ida y vuelta, por los años que aún no vienen y que vendrán. Yo te amo casi igual, pero decididamente, un poco más. Ahora recuerdo que habíamos olvidado no cortar tus alas y no impedir mi vuelo… Habíamos olvidado confiar, creer, dejarse caer porque la alas nos iban a responder, porque el otro nos iba a levantar, sin sujetarnos, porque el que sujeta protege, pero también coarta. Habíamos olvidado hablar de ese vuelo conjunto que teníamos pendiente, del viento y del sol derritiendo nuestras alas de cera y de esa monumental caída libre que son los incontables orgasmos que te dediqué y que me regalaste. Ya lo sé… No volamos tanto como nos lo prometimos, pero volamos y seguiremos haciéndolo y eso cuenta. Hemos sido felices. Contigo envejecí y volví a la juventud en algo más de dos días.
Amor, me hubiese gustado viajar alrededor del mundo con vos. Barcelona nos espera. Sidney preguntó por vos. No concibo Praga sin ti. Hasta que te conocí no imaginé San Sebastián como destino. Te amo. Nuestra casa está aquí. Siempre nos quedará París… Te lo dije una vez, y te lo repito aunque ya sea cliché… Siempre nos quedará Paris.
Amor, envejecimos otra vez. Esta vez lo hicimos bien. Ha pasado mucho más de dos días en la vida. Estás hermosa tu cabello aún conserva la misma gracia que aquella noche en el boliche, solo que ha cambiado su color. Ahora escribo más despacio porque tengo dificultad para encontrar las letras sobre el teclado. El mundo se hizo un lugar muy grande, se volvió una coartada por demás repetida y vulgar de los sueños que tuvimos que otros copiaron. Pero ‘NUESTRO mundo’ se hizo mucho más pequeño. Ya pasamos la vida juntos, de todas formas. Mi amor. Comenzamos juntos la historia y es muy posible que así la terminemos. Habrá un último beso que nos conforte si no hay eternidad, o que sirva de antesala para lo que vendrá, o nos sirva de consuelo si es que el otro se adelanta en el viaje sin regreso. Duerme, mi amor. ¡Qué buena vida ha sido la vida, esta vida! Duerme mi amor, que Paris nos espera en sueños… Te lo dije ya, aunque suene a cliché: Siempre nos quedará Paris.
7. Reflexiones desde el living (y desde la 'Ciudad del Desencuentro'')
- ¿Estás con alguien?
Hay un buen momento para volver a empezar? ¿Cuándo es el tiempo de decir borrón y
Empezar de cero, con el disco duro nuevo… Sí, borrón y cuenta nueva, para que todo el universo pueda buena y dócilmente irse a la mierda, no dejar marca, no dejar huella… ¿Cuánta energía necesito para oponerme a todas las fuerzas que no quieren que ‘resetee’ todo…? ¿Quién se atreve a interponerse entre mi actitud de ‘hoyo negro’, afectando todo lo que he hecho, todo lo que he creado, todo lo que he modificado? Solamente quiero lanzar una bomba de hidrógeno que no deje títere con cabeza… Nada, pero JuanKa…Comenzar de cero, inventarme un nombre, inventarme una identidad, cambiar mi cédula, volver a nacer, sin cargas del pasado….
Soy radical, lo sé. Pero también perfeccionista. Esa es una misma avenida con dos vías, pero ambas llevan al sufrimiento inequívocamente. ¿Acaso una hoja de papel totalmente blanca no es una estructura hermosa, tanto como una hoja que reúne un texto bello con palabras exactas, la puntuación cayendo donde debe, lo que debe ser dicho, dicho, y lo que debe ser callado, dejado a la imaginación…
Empezar de nuevo, sin destino y sin tener
un camino cierto que, me enseñe a no perder la fe
y escapar de este dolor
sin pensar en lo que fue
¿cuánto aguanta un corazón sin el latido de creer?[1]
En lo bello, en la verdad de la esperanza de esta sed de amar,
en los sentimientos que se quedan sueños que perduran
y busqué y subí y fui preso entre las alas del amor
sin distancia y sin recuerdos en las arenas de esta soledad[4]
Soy una mente que brilla con intermitencia. Un corazón que se tambalea entre el niño bueno y el gangster malo, con un sutil toque de 'psycho killer'. Soy un alma anciana cargada de energía blanquinegra, más blanca que negra, pero a veces intensa y adorablemente negra. Soy un soñador y un ‘laburante’… Y si, una permanente lucha de contrarios. Mis inconsistencias y mis constancias, mi superficialidad y mi profundidad, mis banalidades y mi espiritualidad, mi crueldad y mi dulzura, mi egoísmo y mi generosidad, mi independencia y mi necesidad por escuchar una voz que me hable de vuelta.
Soy un director técnico de fútbol, un analista deportivo. Soy un escritor que perdió todo lo escrito y que casi no ha escrito nada. ¡Excelente! ¡Muchas páginas en blanco para mí! Soy un fénix rompiendo el cascarón, aún caliente y sabor a ceniza. Soy mi mayor orgullo, hasta el momento que mis hijos, que aún no tengo, ocupen ese lugar. Soy mi mayor preocupación, mi mejor rival, mi más grande apuesta y el único capaz de decidir si este es el universo en que quiero estar.
[1] Arenas de Soledad, Habana Blues.
[2] En realidad los dos goles. La mano de Dios y el gol histórico.
[3] Mario Benedetti.
[4] Arenas de Soledad, Habana Blues