lunes, 12 de marzo de 2012 9 comentarios

5. Mis razones para detestar CALLE 13 - (Parte I)

La primera vez que escuché a Residente Calle 13, toda su patanería expresada en el tema ‘Atrevete-te’ me pareció, cuando menos,… divertida. Era como haber encontrado un Eminem boricua, pero sin todo el resentimiento e ira que Marshal Matters (Eminem) encierra. Era algo fresco, con un humor que rayaba en la grosería, decía cosas que cualquier mujer que se respete devolvería con un gancho derecho al ojo, pero lo decía de una forma que pasaba con indulgencia, entre ese humor tan ‘zarpadito’ de quien dice algo que es políticamente incorrecto con una agresividad sexual propia del reggaeton, pero sin llegar a ser reggaeton.

ATREVETE-TE

‘Cambia esa cara de seria,

esa cara de intelectual de enciclopedia,

que te voy a inyectar con la bacteria,

pa’ que des vuelta como machina de ferias.

Señorita, intelectual, ya se que tienes el área abdominal

que va a estallar como fiesta patronal,

que va a a explotar como palestino,

yo se que a ti te gusta el pop rock latino,

pero este reggaeton se te mete por los intestinos,

por debajo de la falda como un submarino

y te saca lo de indio taino.

Ya tu sabe’,

el taparrabo, mamá

en el nombre de Agüeybaná

no hay más na’.

Para na’ que yo te voy a mentir,

Yo se que yo también quiero consumir de tu perejil

Y tu viniste amazónica como Brasil,

Tu viniste a matarla como Kill Bill

Tu viniste a beber cerveza de barril

Tu sabes que conmigo tú tienes refill.

Así fue cómo lo conocimos a René Pérez Joglar, el famoso ‘Residente’. Todas las chicas coreaban el famoso ‘Atrevete-te’ con el ‘Súbete la mini-falda, hasta la espalda… más alta!’ ¡Normal! ¡No decía nada malo! Y no me las doy de moralista, pero tampoco creo que este haya sido el inicio de un artista que fuese a representar el pensamiento de los pueblos de América Latina, ni mucho menos. De hecho, sus primeras letras se mantuvieron así:

JAPON

‘Qué pensarán de nosotros en Japón-pon,

debe ser bueno lo que piensen en Japón-pon,

Ricky la pegó con el chikibombom (*Shake your bombom de Ricky Martin)

y hasta en Hong Kong se escucha Reggaeton-ton.

Estúpido

! Hong Kong está en China!

Pero que importa, igual pegó la fucking Gasolina (*Gasolina de Daddy Yankee).

Así teníamos en René, a un malcriadito adorable, una mezcla de Mi Pobre Angelito, con chico de pueblo, rufián de barrio, malandro picaresco con códigos de la calle. Ese joven terminaba la adolescencia con la extraordinaria habilidad de decir groserías, burlarse de los demás, darse de galán, mostrar misoginia sin que muchas mujeres lo notasen y se pusiesen a bailar y eructar en la mesa, todo al mismo tiempo. Era, casi, como si Johnny Knoxville o Steve-O, (*los chicos de Jack Ass) se pusieran a componer canciones. Pero… ¡Esperen! ¿Acaso Marshall Matters, EMINEM, no había compuesto algunas de sus canciones, irreverentemente, burlándose de otros artistas o hablando de las espectaculares ‘colas’ de las mujeres? Eminem había compuesto: ‘The Real Slim Shaddy’ burlándose de Britney Spears, N’Sync, Christina Aguilera, entre otros. O ‘Without me’ en el que no perdonaba a políticos, Elvis y Osama Bin Laden. Y ‘Ass like that’ a más de parodiar a un personaje árabe, con el título lo dice todo.

Los inicios de Residente Calle 13, fueron cuando menos de alta similitud, sino iguales. En este punto, y antes de entrar en materia, es mejor aclarar que si a vos o a tu novia o tu novio, a tus amigos, les gusta Calle 13 y más desde su última etapa en que está dado a decir lo que piensa, sin pensar lo que dice y que quiere meterse en terrenos que le pueden resultar, por lo menos, pantanosos… ¡Bien por vos! No me interesa cambiarle la opinión a nadie. Si no expresar la mía y si es que alguien quiere expresar la suya: ¡MEJOR!

Como ya lo había hecho Hollywood ensus películas, o MTv con Eminem, nuevamente trataron de vendernos la imagen del chico que maneja códigos de barrio, el humilde, el luchador, el rebelde, con o sin causa, el que salió del pueblo para luchar por el pueblo… En el caso de Eminem, todo esto era válido porque se trata de un caso real. El caso de René Pérez me parece un remake de muy mala calidad.

Marshall Matters vivió, creció y se formó en los barrios pobres de Detroit, donde se encuentran algunas casas rodantes viejas que constituyen auténticos estacionamientos, convertidos en vecindarios. En una zona repleta de pandillas, Eminem fue víctima de la violencia casera y del ‘bullying’ en la escuela, hasta que logró destacar con su hip-hop, a veces virulento, a veces provocador, a veces profundo e íntimo, a veces asustado… pero siempre real. Todo esto se puede apreciar en la película autobiográfica ‘The Eight Mile’.

René Pérez Joglar, alias ‘Residente Calle 13’ es un chico de clase media alta, hijo de un prestigioso abogado y de una actriz portorriqueña. Es más ‘Residente’, era residente de un barrio en el que tenía que identificarse como ‘residente’ o ‘visitante’ para poder entrar, de allí salió su nombre. Seguramente, nada que ver con las formas de identificarse que debía tener Marshall Matters en el barrio de remolques en Detroit. Estudió artes y pudo viajar a Georgia (Estados Unidos) y Barcelona para proseguir sus estudios relacionados a las artes audiovisuales.

Tus antecedentes no te hacen quien eres, pero en este caso si nos sirven para explicar el por qué Marshall Matters habla en sus canciones con tanta violencia, de matar a su mujer, de su pésima y traumática relación con su madre, como en ‘Cleaning out my closet’, e incluso de sus problemas con las drogas, de sus miedos, de su odio a la cultura pop. Eminem no es un líder, ni él se considera tal, él sabe que es el resultado de un proceso social violento y que debemos considerar anormal, o por lo menos poco sano. Es una suerte para el chico que haya podido escapar –en cierta medida- del un submundo que le pronosticaba, tal vez, una muerte joven. Eminem es auténtico, y eso se nota en el dolor oscuro del que emergen sus letras en las que es capaz de volver a vivir el dolor de los años más crueles de su vida, que él sabe, no es un dolor único si no que es uno más de los millones de niños y adolescentes soportando las penurias a las que él sobrevivió.

René Pérez, Calle 13, basa su rebeldía en la caricatura de un pibe de mercado, capaz de soltar alguna zanganada, mezcla de ingenio con grosería, ‘él, el más macho en remera’, o sin ella, pues hasta el look es inspirado en la onda ‘basketball, hip-hop’ potenciada por Eminem. Calle 13, en sus letras destaca por el abuso de la propia referencia. Él es su mejor tema, el es su mejor y única referencia, él ‘el obsceno, el inmoral, el máximo exponente del pecado’: Se presume de lo que se carece, dicen por ahí. Y es que su rebeldía no es más cosa que un personaje inventado que no termina de caracterizarse. Por ejemplo, acá hay un pedazo de su letra en ‘Fiesta de Locos’, que cantarla no hace diferencia a corear ‘Macarena’ o ‘Aserejé’. En las fotos podemos ver a un orgulloso 'Residente' acompañado del tirano nicaragüense, Daniel Ortega. O auspiciando a Chávez. Entre majaderos se festejan.

FIESTA DE LOCOS

Soy rebelde como un anciano corriendo bicicletas en calzoncillo

con viagra en los bolsillos

Soy rebelede como un monaguillo de iglesia

fumando cigarrillos sin que las monja se lo sospechen

Soy rebelde, como una vaca que no quiere dar leche.

¡Ah, no! ¡Cuidado mundo!: ¡Nos atacan los viejitos verdes y seniles! ¡Cuidado con los monaguillos impúberes con aliento a nicotina! ¡Prepárense para la revolución de las vacas secas!

Si René Pérez me leyese le diría: ‘Viejo, ¿en serio? ¿Así de rebelde eres?... HELLO DEJA EL SHOW!’ Si así eres, tu rebeldía es muy de ‘morondanga’, ¿y te declaras la voz rebelde de Latinoamérica repitiendo como lorito alquilado cosas de las que no tienes ni la más remota idea?’

La banda Calle 13 sabe que no hace reggaeton. Pero utilizaron al reggaeton para posicionarse internacionalmente. Calle 13 hizo ‘Tiraderas’ (enfrentamientos musicales, temas en los que se insulta o reta a otro cantante o grupo, dentro del reggaeton y el hip-hop), pese a que siempre lo criticaron como algo malo. Residente Calle 13 trata de diferenciarse de la cultura machista y misógina de la que se acusa a los reggaetoneros como Daddy Yankee, Don Omar, Wisin & Yandel, Tito El Bambino, etc. Pero algunos de sus temas tienen alto contenido sexual, machismo y misoginia que dejan cortos a los anteriores. Residente vive en una permanente contradicción.

En el artículo del periodista Peón Iñiguez, sobre las razones por las que no escucha a Calle 13, se hace una referencia a Albert Camus: ‘…La rebeldía artística en la postmodernidad sólo puede existir si nace de la inteligencia y el riesgo, concilia lo íntimo y lo universal, edifica otros universos cerrados y verosímiles, atraviesa el tiempo como una bala que nunca reducirá la velocidad’

René Pérez no se muestra ni inteligente ni riesgoso en su rebeldía, no edifica nada nuevo, no concilia lo íntimo con lo universal y definitivamente su bala es de muy corto alcance. La rebeldía no se entiende en sí misma, sino en función de algo más, es por eso que lo de Residente se deslíe antes de ser asimilado.

Si, exactamente, se deslíe, se derrite, se evapora antes que pueda sentirse un poco de la esencia de algo basado en nada, porque las rimas de Pérez son forzadas. Da la impresión que son compuestas por alguien que no sabe rimar, o como Belén Franchese lo haría: riman porque suena igual o parecido, sin importarle que su construcción no tenga el más mínimo sentido, como rimar ‘que les devuelve el apetito a los viejitos con pornografía’ con ‘mujer, tú eres toda una geometría’ ¿Qué quiere decir con eso? ¿Qué ella es como una geometría euclidiana, analítica, proyectiva, espacial? ¿Qué la chica es lineal, cúbica, esférica, poligonal, asimétrica, paralela, perpendicular, tangente, perimetral? René Pérez debería ser invitado especial a ‘Hablemos Sin Saber’, o a ‘Cantemos’, pero siempre sin saber. Sorprende esto, de un intelectual con una formación internacional tan variada como él, pero a lo mejor se dedicó a decir groserías, cantar zanganadas y bailar pegadito entre Estados Unidos y Barcelona, montándose en cuanta pierna le aparecía cual perrito en celo.

Cuando escribimos algo y lo compartimos en línea, como en twitter, al primer error somos desmenuzados por nuestros seguidores. En teoría, a Residente Calle 13 debería sucederle parecido. Mejor dicho, si a mi se me hubiese ocurrido decir ‘mujer tu eres toda una geometría’ me hubiesen mirado con cara de ‘¡qué pavote! ¡este estúpido!’, en lugar de premiarme con un Grammy.

Las construcciones músico-poéticas de René estaban muy a la altura de una de las mellizas Xipolitakis, con quien anduvo un tiempo. Luego le dio por dárselas de líder musical revolucionario, y obvio, el perfil de las griegas no daba para eso.



Dejen de romperse la cabeza,

Y brinquen en la mesa,

Encima de las papas francesas

Coca, ron y cerveza en el aire

Brindando de Méxicos a Buenos Aires

Por ti yo hago lo que sea

Hasta peleo con 300 ninjas de Corea.

¡Juro que Belu Franchese lo hace mejor! Podría por ejemplo, brincar en la mesa, encima de las papas francesas con catsup y mayonesa, que te quitan la pereza más que el fernet y la cerveza. Brindemos sin desaires desde México a Buenos Aires. Me demoré unos diez segundos, no gané un Grammy y lo firmaría la misma Belén Franchese, sin lugar a dudas!

¿Sabrá René Pérez que los ninjas son de Japón? Probablemente, que si. Lo importante es que la gente que consuma Residente Calle 13, no lo sepa para que lo sigan consumiendo.

Calle 13 construye un primer estereotipo en la figura de Residente, como una especie de líder, rebelde, revolucionario, capaz de emitir juicios de valor sobre casi todo y de montarse ‘a cuanta hembra se le acerque’, pero claro ‘a las feas las torea, y las bonitas las bombardea’, como dice René en otra de sus muy esforzadas creaciones.

No hay construcción en sus discursos, ni del discurso en sí mismo, ni conexión o continuidad. Sus ideas mueren en frases, habla de todo y de nada en muchas de sus canciones más sonadas. Eso le juega una mala pasada cada vez que René intenta – e intenta demasiado- ser gracioso. Fracasa en ese intento, porque se vuelve muy frustrante.

Joaquín Sabina suele ser genial casi todo el tiempo, y a veces eso es algo que puede molestar de él: Que intente ser genial todo el tiempo, y que lo logre. A René Pérez le pasa lo contrario, trata de ser genialmente cómico todo el tiempo, y muy rara vez lo logra, porque intenta hacer broma del chiste y chiste de la broma, una y otra vez. Equivale a recalentar la carne más de una vez: Se vuelve dura, intragable, seca, muerta, agotadora, inservible y de muy mal gusto.

Esta vez me inspiré en un artículo del periodista Joaquín Peón Iñiguez, publicado en www.revistareplicante.com , que pueden leer en el link adjunto: http://www.theclinic.cl/2011/12/10/diez-motivos-para-no-escuchar-calle-13/

 
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