martes, 22 de noviembre de 2011 0 comentarios

Re-edición: ¿Soy un compulsivo-obsesivo?

07 de diciembre del 2007* publicado en Kaleidoscopios

Hace un poco más de un mes salimos con ‘Zizou’, un buen amigo mío, su esposa y otra pareja a un restaurante japonés, en lo que fue una noche de sushi, conversación amena, un par de copas y buenos amigos.

Uno de los temas abordados me dejó pensando. ¿Es que yo no tengo manías y el resto del mundo las tiene?

Empecemos por definir que lo que mis amigos definieron como ‘manías’ es lo que, me parece, se conoce como ‘trastornos obsesivos-compulsivos’. Es decir, sufren un problema que se define en dos partes: La obsesión y la compulsión.

La obsesión es el experimentar pensamientos, imágenes o sensaciones de forma recurrente. Generalmente, son experimentados como repugnantes o carentes de sentido. La persona que sufre este trastorno puede intentar ignorar o suprimir su obsesión, generalmente fracasa en el intento.

Ahora, la compulsión. Esto es el adoptar conductas y repetirlas de forma estereotipada. La conducta no tiene un fin en sí mismo, sino que se la realiza, según la persona que sufre la compulsión, para producir algún evento o evitar alguna situación futura.

No necesariamente estas conductas guardan una conexión lógica con la situación que se pretende evitar y pueden ser claramente excesivas. Las conductas adoptadas no producen ningún placer, simplemente procuran un alivio a la tensión que sienten por su obsesión. Generalmente la tensión que sufren se alivia de una forma caprichosa, siguiendo rituales. Por ejemplo: Prendo y apago la luz seis veces antes de salir de casa, o mi familia morirá.

Se dice que los más comunes son los limpiadores, los verificadores, los repetidores, los ordenadores y los acumuladores. Creo que hay más. Esto no pretende ser una clase de psicología gratis, (que no estoy capacitado para darla) así que no profundizaré más sobre el tema. Pero, veamos unos ejemplos.

Mi vieja no puede ver nada fuera su sitio. Puede estarse cayéndose el mundo que ella tiene que devolver cualquier cosa a su puesto original… Reconozcámoslo con el cariño que le puedo tener a mi madre: No hay día que pueda pasarse sin ordenar algo en casa. Y no es que vivamos en un chiquero. Hay gente que no puede ver que alguien coma algo en la cama, sin sentir deseos de aspirar las migas de forma inmediata; otros que tienen que necesariamente colgar su ropa en armadores, y colocarlos de una manera determinada. ¿Es que pasa algo si están en sentidos contrapuestos? No pueden ver cajones a medio cerrar, o puertas semiabiertas, cuadros torcidos, o toallas mal colgadas. ¿Acaso la ropa va a escapar si están semiabiertos los cajones? Una chica contó que tiene que mandar su coche a lavarlo dos veces por semana. Lunes y viernes. ¿Es que se ensucia mucho de viernes a lunes? Hay gente que no puede ser interrumpida mientras habla por teléfono, ¿aunque la interrupción sea pertinente a la conversación? Otra chica me dijo que no puede ver a gente ‘comiéndose’ las uñas. Siente deseos de quitarle la mano de la boca a cualquiera que le vea en esas.

Una ex-novia, la catalana, no podía pasar el día sin tomar al menos un vaso de coca-cola diaria. Si no, no la aguantaba nadie. Ah, eso sí, con hielo. Sino, casi lo mismo que nada. Se hizo instalar un aparato para poder leer mientras se duchaba, porque tenía que leer mientras estaba ahí ¿Acaso no hay mejores cosas que hacer en la ducha que leer? ¿Cuánto se avanza a leer en la ducha? ¿No se corre el riesgo de no jabonarse, jabonarse mal o algo? ¿Mucha facilidad para cambiar páginas, no ha de haber, no?

Hay gente que no puede dormir con las puertas del armario abiertas. ¿Algún miedo que aparezcan Mike Wazowsky o James Sullivan, por esa puerta, al mejor estilo de Monsters Inc.?


¿Es que yo no tengo manías?

Creo que tengo costumbres, más que cosas que en verdad me molesten… Como comer carne, si no como carne, me siento estafado. Siento que no he comido. En parte creo que es por mi entrenamiento en el gimnasio. Demanda algo más contundente que una ensalada.

No me gusta que lo primero que hagan en el día sea reclamarme o preguntarme algo. Digo, hasta mi perro mueve la cola para saludar. No sé, temo justificarme una ‘manía’. No reconocer que sufro de este transtorno, pero de verdad, creo que no lo hago. Creo que es normal... molestarme por no escuchar un 'buenos días' al iniciar la mañana... Si lo primero que te dicen apenas te levantas es… ¡Falta un vaso! ¿Dónde está el vaso? ¿Qué pasó con el vaso? Bajo esas circunstancias, ¿No es totalmente común enfadarse? ¿Qué coño me importa el vaso apenas abro los ojos, y cuando estoy operando aún en piloto automático?

Creo que la única cosa que me produce poca tolerancia es la estupidez. Lo siento, no sufro de desórdenes obsesivo-compulsivos. No es que sea un tipo perfecto, ni mucho menos. Creo que tengo unos pocos defectos y muchas malas costumbres. Otro momento me centraré en esto. Nada que no se pueda solucionar, creo yo, pero un tremendo problema para la convivencia con obsesivos-compulsivos.

La conversación con familiares y amigos me ha dejado claro que el mundo está lleno de gente con este trastorno. Dicen que son 100 millones en el mundo, apenas el 3% de la humanidad (aproximadamente). Sin embargo, a veces pienso que tengo la mala suerte de vivir en una zona poblada de obsesivos-compulsivos. ‘Si, mamá, termino de escribir esto y dejo de teclear y apago la luz!’.
No voy a dar cifras exactas de si he salido con pocas o muchas mujeres. Lo cierto es que entre un 70 y un 85% de ellas pueden catalogarse como obsesivas-compulsivas. Cifras alarmantes y que justifican plenamente nuestras separaciones definitivas por ‘diferencias irreconciliables’. No, ¡Si está clarísimo! Mi próxima chica no puede ser maniática… Puedo admirar y temer aquel extremo en donde la vida no se disfruta, NUNCA…, pero, la verdad, no se me antoja visitarlo, ni de broma.
miércoles, 16 de noviembre de 2011 0 comentarios

3. Cumpleaños

Hoy puedo decir…

Que solo necesito una cosa por mi cumpleaños.


Sólo una cosa quiero…

Sólo una. Nada más.

martes, 15 de noviembre de 2011 2 comentarios

Sueño musical - Home - Michael Bublé


Another summer day
has come and gone away
in Paris and Rome,
but I wanna go home
mmmm...

Maybe surrounded by
a million people I
still feel all alone
I just wanna go home
Oh, I miss you, you know

And I've been keeping all the letters that I wrote to you
each one, a line or two,
'I'm fine, baby, how are you?'
Well, I would send them but I know that it's not enough,
my words were cold and flat
and you deserve more than that

Another aeroplane
another sunny place
I'm lucky, I know
But, I wanna go home
mmm..
I've gotta go home

Let me go home!
I'm just too far
from where you are
I wanna come home

And I feel just like I'm living someone else's life
It's just like I just stepped outside,
when everything was going right.

And I know just why you could not
come along with me
'cause this was not your dream,
But you always believed in me.

Another winter day
has come and go away
in even Paris and Rome,
and I wanna go home.
Let me go home!
...

Oh, let me go home
Oh, I miss you, you know

Leg me go home
I've had my run
Baby, I'm done
I gotta go home
Let me go home

It will all be alright
I'll be home tonight
I'm coming back home

Link para ver este video con subtítulos en español: http://www.youtube.com/watch?v=QMcxE2n8zJo



lunes, 14 de noviembre de 2011 4 comentarios

2. Divagaciones con pompas de jabón

Cuando tenía unos dieciséis o diecisiete años me gustaba imaginar, mientras me duchaba y jugaba con el jabón, como sería mi vida al llegar a adulto y tuviese que actuar ante todas las responsabilidades que eso conlleva: Ir al banco, pagar impuestos, tener un trabajo, formar una familia…. Imaginaba a quien sería mi esposa como una bonita arquitecta, algo bajita, con una increíble sonrisa. Posiblemente así nos ahorraríamos un buen dinero en el diseño y construcción de la casa… No es que nunca me imaginé con una chica que no hubiese estudiado arquitectura, pero en esa antojadiza fantasía el guión parecía ir por ese lado. Bien pudo ser una psicóloga, nutricionista, agente de viajes, periodista, maestra o inclusive deportista profesional…


No es que esto iba a condicionar un perfil de mujer con quien salir de ahí en adelante. Simplemente, me imaginaba en ese momento con alguien así. Pensaba que viviríamos en una casa, cómoda, amplia, decorada con el conocimiento de la esposa arquitecta, o simplemente con el buen gusto que nos caracterizaría a los dos. Los hijos vendrían y tendríamos que elegir los nombres…. ‘Luz, Paz, Mar, Sol, Flor, Cruz’… Me gustan los nombres que se pueden invocar con una sola sílaba. ¿Una combinación de mis nombres? Juan Fernando, Carlos Alejandro… Luis Carlos… ¿nombres extranjeros? Jordi, Mikel, Francesca, DomenicaY es que no hay nada mejor que divagar durante una ducha larga.

Estás desvariaciones estaban llenas de capricho. Resultaban divertidas porque no tenían fundamento alguno, era dibujar en una hoja en blanco. De hecho, no recuerdo si conocí alguna arquitecta o nutricionista que me llame la atención. Para mí, un capricho es algo que decimos querer, creemos querer, y no dejamos de pensar en ello pero no necesariamente lo queremos o necesitamos de verdad. Por cierto, nunca sentí que la carrera que una chica elija fuese un limitante en mi simpatía por ella.

A veces las divagaciones podían ser menos profundas. ¿Cómo se vería el interior del refrigerador de mi familia? Debía haber siempre leche chocolateada, para los chicos. ¡Bah! ¡También para mí! Jamón cocido, frutas, algunas variedades de queso, legumbres en buen estado. No hay nada más deprimente en un refrigerador que ver legumbres podridas. Huevos, aceitunas con anchoas, leche condensada, dulce de leche, pudines, gelatinas. Posiblemente, siempre habría postres como lemon pie y helado de limón.

Me imaginaba siendo un padre joven. Tendría 27 años y compartiría mucho tiempo con mis hijos. Jugaría con ellos y estaría familiarizado con sus gustos, juegos y juguetes. Tendría una vida de familia, una vida marital…. Mis hijas al llegar a la adolescencia no me rechazarían, sino que me verían como un amigo en quien confiar. Posiblemente tendríamos una pequeña canchita de fútbol en el jardín trasero de la casa sería el lugar de reunión ideal para mi familia y amigos los fines de semana. Haría deporte con mis hijos. Pronto me superarían en habilidades deportivas, y mientras más creciesen me dejarían ganar.

No podrían faltar los perritos, dos o tres Chow Chow, correteando por los jardines delanteros… Para mí es esencial que un perro tengo la lengua morada o negra, si no no es perro, me acostumbre a los chows. Tendríamos la visita de mis papás, de los padres de mi mujer…. Las amigas de ella serían un grupo divertido, complementario y caerían en la paradoja de creerse el único grupo de amigas que se parece a las de Sex & The City…. Creo que todos vimos comedias los fines de semana en la tarde. Creo que todos vimos publicidades de Corn Flakes y Kodak, donde todas las familias se nos presentan en imágenes que relacionamos con lo que la felicidad debe ser.

¿Cómo iba a llegar a ese punto? Debe ser un misterio del universo que hasta ahora no se me develó, porque año tras año la vida me ha mostrado otra cara, otra arista, otro camino, otra historia y otra opción que tomar. Sé que no he buscado con ahínco la vida de la cajita de cereales, ni a la preciosa arquitecta-nutricionista-etc., ni a la casa linda, ni a los hijos, ni a los perritos; porque la vida para mí se transformó en una valiente, costosa y arriesgada lucha que me forzó a renunciar a todos esos planes con el afán de vivir mis sueños y enfrentarme a mis mayores miedos. Mi vida se volvió un ejercicio casi interminable y a veces con insatisfactorios retrocesos en búsqueda de la inalcanzable perfección. Admito que ha sido tan sacrificado como placentero. No me quise limitar a esas cuantas líneas que tracé, cuando más dicha me daba mirar una estrella en el cielo y seguirla aunque el camino se agotase y no pudiera seguirla más;

poner mi cuerpo lo más liviano posible y dejarme llevar por el viento o por la cola de un cometa como el Principito, agarrarme a un hilo dorado que me llevaría a perderme en lo que bien vendría a ser a este universo paralelo, donde no sé si soy más feliz pero al menos soy más fiel a mi mismo.

Pero es hoy cuando me restriego el shampoo del cabello y que descubro que los planes que tracé a mano alzada sobre las baldosas del baño hace tanto tiempo ya, fueron olvidados ese mismo día; que por más que me esforcé porque todo quede muy claro y detallado en cada baldosa de la ducha, solo fueron trazos que hice con mi dedo arrugado por la humedad, esquemas a mano alzada y que aquel vapor con el que dibujé aquellas líneas terminó por condensarse y caer, triste, como una lágrima, en búsqueda de la rejilla.


Es cierto, ese cliché que llamé vida adulta o madurez hasta ahora no me ha llegado.

Mi vida no es para nada como la pensé en ese entonces. Mi vida no es para nada común. Es mucho más como la soñé, aunque no sea exactamente como la soñé. Tiene las constantes dificultades y demoras que ocasiona vivir aquello que uno desea, o en diferentes países. No tengo los tres perros, tengo solo uno y vive muy lejos de mí. No cuento con negocio propio, ni mi refrigeradora tiene leche chocolateada o postres de limón. No organizo ni partidos de fútbol, ni asados para la familia o amigos en el patio de la casa que no poseo. Tampoco tengo un plan de ahorro para un futuro retiro y mis padres no vienen a visitar a los nietos que no tienen. Y hace poco quien era mi novia, decidió terminar nuestra relación, porque, posiblemente, yo tampoco me asemejo a lo que ella dibujó una tarde lo que sería su vida en el espejo empañado de su baño.

No me estoy quejando de que algo me falte o no. Tampoco voy a pensar por esto, que la vida se ha dedicado a golpearme, y menos que por esos ‘golpes’, que no me ha dado, ahora sea más fuerte. Soy más fuerte porque me enfrenté a mis miedos y los vencí. Soy más fuerte porque se que nuevos miedos que aún no descubro me esperan a la vuelta de la esquina y voy a su encuentro. Soy más fuerte porque el camino que elegí fue el más difícil que encontré, pero no lo elegí por difícil, lo elegí porque me gustaba el paisaje.

Simplemente, estoy describiendo una realidad que no vivo, y que contiene las cosas que la gente esperaría de mí, de alguien con ‘mis capacidades’, con ‘mis talentos’, con ‘mi ingenio’…. ¿Por qué esperar tanto de mí? Talvez porque un día, sin esperarlo, yo también lo esperé ¿Por qué esperar tan poco de mí? ¿Por qué esperar eso de mí? No es que no lo quiera, pero tampoco es exactamente lo que quiero. Sin reclamos, sin lamentos, pero con una inmensa necesidad de saber el por qué.

Sigo aún sin entender si nosotros elegimos la vida que queremos vivir o si la vida nos elige como protagonistas de nuestro destino por alguna razón que no logramos comprender. Solo sé que las cosas pasan de una manera y no de ninguna otra y que en eso ya hay algo de magia; la vida, a la final, es buena. No acepto el sufrimiento por el sufrimiento, ni el sacrificio por el sacrificio y menos el dolor por el dolor.

Sin embargo, hoy, al finalizar la ducha y secarme con la toalla, miro mis ojos en el espejo y algo me dice que tal vez todo aquello que dibujé un día con pompas de jabón y shampoo, no suceda nunca.No es que me deprimí y creo que nunca va a pasar, ni tampoco estoy seguro que si. Es que ya no soy un niño y soy realista cuando pienso que tal vez ese tren que muchos pensamos, que yo imaginé, que un día pasaría para mí también, ya haya pasado y no vi, nunca lo vi. Tal vez no haya vida familiar, esposa, hijos y perros… Talvez no haya casa grande, partidos de fútbol y asados. Quizá mi vida sea simplemente distinta.

Nunca esperé en un andén y no empezaré a hacerlo ahora. Pero tampoco lo veo con negatividad.

No me lamentaré por lo que no tengo y menos por lo que nunca tendré. Sé que algunas cosas llegarán. Sigo pensando que me encantaría tener hijos….Otras cosas son más fáciles: Ya compraré lácteos, jamón cocido y postres de limón esta semana. Sé que tampoco me lamentaré por aquello que simplemente no debía llegar y menos me angustiaré por la llegada de cosas que aún no tengo el poder de imaginar, siquiera, que puedo necesitar. Desde este punto, cualquier cosa puede suceder y eso es excitante.

Hoy las pompas de jabón tuvieron, simplemente, un significado agotadoramente más fuerte.

 
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