jueves, 22 de diciembre de 2011 3 comentarios

4. Todo lo que perdí




Hoy les voy a contar un poco mi forma de ser,

la terrible facilidad que tengo yo para perder:

Pierdo la ropa y pierdo apuestas.

En pocas copas pierdo lo que llevo a cuestas

Pierdo vergüenza cuando estoy con mis amigos,

cuando canto pierdo el hilo de lo que debo cantar.

Perdí el pudor, perdí mil noches frente al mar

Recuerdo hace unos años, que una chica a la que invité a salir me describió como un tipo ‘obsesionado con ganar’, con la victoria entre ceja y ceja y que como se consideraba una ‘eterna perdedora…’ la bifurcada estaba garantizada. Ciertamente, no tengo ninguna obsesión, ni adicción a los triunfos, pero creo que estoy bien acostumbrado a ganar y odio perder. En mi profesión, lo único que paga es ganar. Pero existe siempre la derrota, es un estado de la vida y del juego con el que debemos convivir, ya que como mortales tenemos garantizada al menos ESA derrota.

Si me pusiera a contar las cosas que he perdido, tal vez no acabaría esta noche. Tal vez me pondría un poco triste, porque recordar nuestras propias derrotas, nos brinda una visión algo gris de lo que hemos vivido. Esto es ser demasiado duros con nosotros mismos, pero hay días en los que mirar atrás y ver solamente derrotas, parece inevitable.

Perdí alegría y a la vez perdí inocencia

Refugiándome en los libros me sirvió para entender

Que a mucha gente no le importa la miseria

Que solamente les interesa el poder

Perdí la fe en la democracia cuando ya no me dio gracia

Ver que manejan los hilos de la nación

Los que tienen un dólar como corazón

Sería mejor recordar que la mayoría de derrotas se quedaron en el rincón oculto donde el olvido se encuentra con lo escondido, ese lugar al que recurrimos cuando necesitamos un impulso, un pinchazo que nos haga vibrar y erguirnos hacia delante. Empezaré por admitir que yo mismo me he perdido por no saber encontrarme, por extraviarme y corromperme, por confundirme y por querer vencer al niño que fui con el hombre que aún no soy…. Sería mejor admitir que me pasee en la delgada línea que sirve de límite entre lo permitido y lo prohibido; y que sin llegar a caer, perdí el miedo a perder que es lo esencial para poder levantarse y semilla esencial para nuevos triunfos.Sería noble reconocer que cuando me sorprendes tarareando con silbidos, a veces pierdo la idea de lo que te iba a decir; sé que hay dos o tres palabras que pensé soltarte, que suelen estar en la punta de mi lengua, pero mi miedo a perderte o talvez a ganarte hacen que ellas se pierdan en el tiempo o en el último suspiro que entrecorté y que al interrumpirse, se perdió.

Hice del perder una ciencia, más que un arte. No hay arte en perder, pero es necesario saber perder, perder con gracia, perder con altura, dándolo todo, para que si al perder no pierdas también la lección, o pierdas el tiempo reprochándote aquello que dejaste de hacer… Perder es una lección valiosa que se basa en el dolor. Cada vez que pierdo importa poco la apariencia, porque tal como pasa cuando ganamos, nos mostramos tal y como somos. La experiencia solo sirve si podemos evitar perder o conseguimos ganar, si no seguro que también hemos perdido pasos importantes en el aprendizaje.

‘¿A quién le ganaste vos?’ Podrán murmurar algunos ignaros. ¡Si vos supieras a quién le gané!… Me gano a mi mismo casi todos los días y eso es algo inmenso. A veces soy Federer ganando un nuevo Grand Slam, a veces soy Messi metiendo los goles de a tres… ¿Pero qué importa eso ahora? Te hablo de lo que perdí y pierdo… Perdí mucho y también gané porque no me escondí.

Perdí tus besos y tu sexo, perdí tu noche y tu risa, perdí tus curvas y caricias, perdí el miedo de dormir solo cuando tenía cinco años y perdí el deseo de dormir con vos hace cinco noches cuando me di cuenta que perdí todo temor a perderte porque nunca te tuve. Perdí mi brújula al buscar una avenida para jugar a las escondidas Perdí mi norte por seguir una estrella que siempre me guiaba hacia el sur. Perdí toda esperanza cuando te supe perdida. Perdí mi norte al regresar aquella noche, pensando en los derroches de cariño que te dí.

Perdí mi ropa con una dama, cayó en el agujero negro que hay junto a mi cama. Perdí el zapatito derecho cuando aún era bebé y creo que desde entonces, también perdí el rumbo que me guiaba a un futuro perfecto y me extravío en este presente incierto. A falta de zapatito derecho perdí el ritmo al caminar y caí. Pierdo la calma cuando no encuentro lo que pierdo, pero pierdo más cuando no pierdo la memoria de todo lo que debiera olvidar. Perdí dinero por la culpa del gobierno y pierdo la oportunidad de volver al que un día fue mi hogar. Mi avión perdió altura cuando sobrevolaba tu hermosura. Recordé por instantes tu figura y tus encantos, nunca tan poco me supo a tanto…. Perdí la noción del tiempo esperando tu llamada o volver a escucha por fin tu voz. Me entretuve pensando en tus ojos y perdí mi tiempo en el arte de la contemplación.

Perdí el fuego que llevo adentro al comprobar que perdía el duelo con el tipo que me mira desde el espejo, que me reta porque me encuentra cada vez más viejo… Derrotado en el suelo perdí el arte de soñar. Algunas noches pierdo el recuerdo de tu boca y otras noches ya no lo quiero recordar. Pierdo el partido de mi vida porque lo juego de subida, pierdo la bocha por hacer un además, pierdo por la mínima diferencia por mi falta de experiencia en los juegos caprichosos del amor.

Perdí mi vida y renací de las cenizas. Perdí el valor cuando me enfrenté a tu temor. Perdí el miedo a perder todo lo que he perdido, porque mi avión pierde combustible y no alcanza a cargar con tu equipaje, que si no viajas conmigo eso es un contrasentido. Perdí energía por llevarte en mi espalda, perdí el sentido cuando caí desvanecido, perdí el conocimiento porque golpeaste mi moral. Me noqueaste con ese golpe tan terrible. Tambaleante y mal herido, caí a tus pies, adormecido.. Perdí el control de lo que digo y por encerrarme en una jaula de oro perdí algunos amigos. Perdí el colectivo que me llevaría a mi futuro, perdí en el una nueva oportunidad.

Perdí tiempo y dinero

Perdí el fuego perdi el celo,

perdí el duelo, perdí el arte de soñar

algunas noches pierdo el recuerdo

pierdo la cuenta ya de todo lo que pierdo

Pierdo la voz de la conciencia

entonces quedo hablando solo

me pierdo de polo a polo en encontrar

alguien con quien poder reir poder llorar

Perdí una señal porque no la supe interpretar. Perdí tu última llamada por esconderme debajo de la almohada. Perdí el avión que no llegó a despegar. Perdí un campeonato en el último segundo. Me lo hicieron jugar en el límite del fin del mundo. Ahí perdí toda mi reputación. ¡Perdí hasta la imagen de mi televisión! Ante la injusticia y los tiranos pierdo vergüenza. Perdí un año de mi vida jugando a las escondidas con quien no me quería buscar. Como se nota que he perdido la inocencia, me la saqué para nadar desnudo en el mar. Perdí la fe en los cuentos de hada cuando mi voz perdió firmeza al hablar de aquel milagro que tanto necesité y nunca ocurrió. Perdí la mirada de aquella mujer que me hizo perder mi sensible y maltrecho corazón…

Tengo suerte de no haber perdido un diente

refugiado en agua ardiente nunca se cuando parar

pierdo la vida en una vuelta de ruleta

pierdo la bocha por hacer un además

y me hundo en el primer surco profundo

perdiendo de nuevo el rumbo del caballero que fui

quien ya perdió los dientes que yo no perdí.


Pero una noche esas que creí perdidas

jugando a las escondidas con el amor me encontré

y asi fue que me robaron algo valioso,

estoy agonizando y le quiero pedir

por dios, que usted busque por mi esa mujer

que me robo de una mirada mi sensible corazón

no puedo ir yo porque perdi su dirección.

martes, 22 de noviembre de 2011 0 comentarios

Re-edición: ¿Soy un compulsivo-obsesivo?

07 de diciembre del 2007* publicado en Kaleidoscopios

Hace un poco más de un mes salimos con ‘Zizou’, un buen amigo mío, su esposa y otra pareja a un restaurante japonés, en lo que fue una noche de sushi, conversación amena, un par de copas y buenos amigos.

Uno de los temas abordados me dejó pensando. ¿Es que yo no tengo manías y el resto del mundo las tiene?

Empecemos por definir que lo que mis amigos definieron como ‘manías’ es lo que, me parece, se conoce como ‘trastornos obsesivos-compulsivos’. Es decir, sufren un problema que se define en dos partes: La obsesión y la compulsión.

La obsesión es el experimentar pensamientos, imágenes o sensaciones de forma recurrente. Generalmente, son experimentados como repugnantes o carentes de sentido. La persona que sufre este trastorno puede intentar ignorar o suprimir su obsesión, generalmente fracasa en el intento.

Ahora, la compulsión. Esto es el adoptar conductas y repetirlas de forma estereotipada. La conducta no tiene un fin en sí mismo, sino que se la realiza, según la persona que sufre la compulsión, para producir algún evento o evitar alguna situación futura.

No necesariamente estas conductas guardan una conexión lógica con la situación que se pretende evitar y pueden ser claramente excesivas. Las conductas adoptadas no producen ningún placer, simplemente procuran un alivio a la tensión que sienten por su obsesión. Generalmente la tensión que sufren se alivia de una forma caprichosa, siguiendo rituales. Por ejemplo: Prendo y apago la luz seis veces antes de salir de casa, o mi familia morirá.

Se dice que los más comunes son los limpiadores, los verificadores, los repetidores, los ordenadores y los acumuladores. Creo que hay más. Esto no pretende ser una clase de psicología gratis, (que no estoy capacitado para darla) así que no profundizaré más sobre el tema. Pero, veamos unos ejemplos.

Mi vieja no puede ver nada fuera su sitio. Puede estarse cayéndose el mundo que ella tiene que devolver cualquier cosa a su puesto original… Reconozcámoslo con el cariño que le puedo tener a mi madre: No hay día que pueda pasarse sin ordenar algo en casa. Y no es que vivamos en un chiquero. Hay gente que no puede ver que alguien coma algo en la cama, sin sentir deseos de aspirar las migas de forma inmediata; otros que tienen que necesariamente colgar su ropa en armadores, y colocarlos de una manera determinada. ¿Es que pasa algo si están en sentidos contrapuestos? No pueden ver cajones a medio cerrar, o puertas semiabiertas, cuadros torcidos, o toallas mal colgadas. ¿Acaso la ropa va a escapar si están semiabiertos los cajones? Una chica contó que tiene que mandar su coche a lavarlo dos veces por semana. Lunes y viernes. ¿Es que se ensucia mucho de viernes a lunes? Hay gente que no puede ser interrumpida mientras habla por teléfono, ¿aunque la interrupción sea pertinente a la conversación? Otra chica me dijo que no puede ver a gente ‘comiéndose’ las uñas. Siente deseos de quitarle la mano de la boca a cualquiera que le vea en esas.

Una ex-novia, la catalana, no podía pasar el día sin tomar al menos un vaso de coca-cola diaria. Si no, no la aguantaba nadie. Ah, eso sí, con hielo. Sino, casi lo mismo que nada. Se hizo instalar un aparato para poder leer mientras se duchaba, porque tenía que leer mientras estaba ahí ¿Acaso no hay mejores cosas que hacer en la ducha que leer? ¿Cuánto se avanza a leer en la ducha? ¿No se corre el riesgo de no jabonarse, jabonarse mal o algo? ¿Mucha facilidad para cambiar páginas, no ha de haber, no?

Hay gente que no puede dormir con las puertas del armario abiertas. ¿Algún miedo que aparezcan Mike Wazowsky o James Sullivan, por esa puerta, al mejor estilo de Monsters Inc.?


¿Es que yo no tengo manías?

Creo que tengo costumbres, más que cosas que en verdad me molesten… Como comer carne, si no como carne, me siento estafado. Siento que no he comido. En parte creo que es por mi entrenamiento en el gimnasio. Demanda algo más contundente que una ensalada.

No me gusta que lo primero que hagan en el día sea reclamarme o preguntarme algo. Digo, hasta mi perro mueve la cola para saludar. No sé, temo justificarme una ‘manía’. No reconocer que sufro de este transtorno, pero de verdad, creo que no lo hago. Creo que es normal... molestarme por no escuchar un 'buenos días' al iniciar la mañana... Si lo primero que te dicen apenas te levantas es… ¡Falta un vaso! ¿Dónde está el vaso? ¿Qué pasó con el vaso? Bajo esas circunstancias, ¿No es totalmente común enfadarse? ¿Qué coño me importa el vaso apenas abro los ojos, y cuando estoy operando aún en piloto automático?

Creo que la única cosa que me produce poca tolerancia es la estupidez. Lo siento, no sufro de desórdenes obsesivo-compulsivos. No es que sea un tipo perfecto, ni mucho menos. Creo que tengo unos pocos defectos y muchas malas costumbres. Otro momento me centraré en esto. Nada que no se pueda solucionar, creo yo, pero un tremendo problema para la convivencia con obsesivos-compulsivos.

La conversación con familiares y amigos me ha dejado claro que el mundo está lleno de gente con este trastorno. Dicen que son 100 millones en el mundo, apenas el 3% de la humanidad (aproximadamente). Sin embargo, a veces pienso que tengo la mala suerte de vivir en una zona poblada de obsesivos-compulsivos. ‘Si, mamá, termino de escribir esto y dejo de teclear y apago la luz!’.
No voy a dar cifras exactas de si he salido con pocas o muchas mujeres. Lo cierto es que entre un 70 y un 85% de ellas pueden catalogarse como obsesivas-compulsivas. Cifras alarmantes y que justifican plenamente nuestras separaciones definitivas por ‘diferencias irreconciliables’. No, ¡Si está clarísimo! Mi próxima chica no puede ser maniática… Puedo admirar y temer aquel extremo en donde la vida no se disfruta, NUNCA…, pero, la verdad, no se me antoja visitarlo, ni de broma.
miércoles, 16 de noviembre de 2011 0 comentarios

3. Cumpleaños

Hoy puedo decir…

Que solo necesito una cosa por mi cumpleaños.


Sólo una cosa quiero…

Sólo una. Nada más.

martes, 15 de noviembre de 2011 2 comentarios

Sueño musical - Home - Michael Bublé


Another summer day
has come and gone away
in Paris and Rome,
but I wanna go home
mmmm...

Maybe surrounded by
a million people I
still feel all alone
I just wanna go home
Oh, I miss you, you know

And I've been keeping all the letters that I wrote to you
each one, a line or two,
'I'm fine, baby, how are you?'
Well, I would send them but I know that it's not enough,
my words were cold and flat
and you deserve more than that

Another aeroplane
another sunny place
I'm lucky, I know
But, I wanna go home
mmm..
I've gotta go home

Let me go home!
I'm just too far
from where you are
I wanna come home

And I feel just like I'm living someone else's life
It's just like I just stepped outside,
when everything was going right.

And I know just why you could not
come along with me
'cause this was not your dream,
But you always believed in me.

Another winter day
has come and go away
in even Paris and Rome,
and I wanna go home.
Let me go home!
...

Oh, let me go home
Oh, I miss you, you know

Leg me go home
I've had my run
Baby, I'm done
I gotta go home
Let me go home

It will all be alright
I'll be home tonight
I'm coming back home

Link para ver este video con subtítulos en español: http://www.youtube.com/watch?v=QMcxE2n8zJo



lunes, 14 de noviembre de 2011 4 comentarios

2. Divagaciones con pompas de jabón

Cuando tenía unos dieciséis o diecisiete años me gustaba imaginar, mientras me duchaba y jugaba con el jabón, como sería mi vida al llegar a adulto y tuviese que actuar ante todas las responsabilidades que eso conlleva: Ir al banco, pagar impuestos, tener un trabajo, formar una familia…. Imaginaba a quien sería mi esposa como una bonita arquitecta, algo bajita, con una increíble sonrisa. Posiblemente así nos ahorraríamos un buen dinero en el diseño y construcción de la casa… No es que nunca me imaginé con una chica que no hubiese estudiado arquitectura, pero en esa antojadiza fantasía el guión parecía ir por ese lado. Bien pudo ser una psicóloga, nutricionista, agente de viajes, periodista, maestra o inclusive deportista profesional…


No es que esto iba a condicionar un perfil de mujer con quien salir de ahí en adelante. Simplemente, me imaginaba en ese momento con alguien así. Pensaba que viviríamos en una casa, cómoda, amplia, decorada con el conocimiento de la esposa arquitecta, o simplemente con el buen gusto que nos caracterizaría a los dos. Los hijos vendrían y tendríamos que elegir los nombres…. ‘Luz, Paz, Mar, Sol, Flor, Cruz’… Me gustan los nombres que se pueden invocar con una sola sílaba. ¿Una combinación de mis nombres? Juan Fernando, Carlos Alejandro… Luis Carlos… ¿nombres extranjeros? Jordi, Mikel, Francesca, DomenicaY es que no hay nada mejor que divagar durante una ducha larga.

Estás desvariaciones estaban llenas de capricho. Resultaban divertidas porque no tenían fundamento alguno, era dibujar en una hoja en blanco. De hecho, no recuerdo si conocí alguna arquitecta o nutricionista que me llame la atención. Para mí, un capricho es algo que decimos querer, creemos querer, y no dejamos de pensar en ello pero no necesariamente lo queremos o necesitamos de verdad. Por cierto, nunca sentí que la carrera que una chica elija fuese un limitante en mi simpatía por ella.

A veces las divagaciones podían ser menos profundas. ¿Cómo se vería el interior del refrigerador de mi familia? Debía haber siempre leche chocolateada, para los chicos. ¡Bah! ¡También para mí! Jamón cocido, frutas, algunas variedades de queso, legumbres en buen estado. No hay nada más deprimente en un refrigerador que ver legumbres podridas. Huevos, aceitunas con anchoas, leche condensada, dulce de leche, pudines, gelatinas. Posiblemente, siempre habría postres como lemon pie y helado de limón.

Me imaginaba siendo un padre joven. Tendría 27 años y compartiría mucho tiempo con mis hijos. Jugaría con ellos y estaría familiarizado con sus gustos, juegos y juguetes. Tendría una vida de familia, una vida marital…. Mis hijas al llegar a la adolescencia no me rechazarían, sino que me verían como un amigo en quien confiar. Posiblemente tendríamos una pequeña canchita de fútbol en el jardín trasero de la casa sería el lugar de reunión ideal para mi familia y amigos los fines de semana. Haría deporte con mis hijos. Pronto me superarían en habilidades deportivas, y mientras más creciesen me dejarían ganar.

No podrían faltar los perritos, dos o tres Chow Chow, correteando por los jardines delanteros… Para mí es esencial que un perro tengo la lengua morada o negra, si no no es perro, me acostumbre a los chows. Tendríamos la visita de mis papás, de los padres de mi mujer…. Las amigas de ella serían un grupo divertido, complementario y caerían en la paradoja de creerse el único grupo de amigas que se parece a las de Sex & The City…. Creo que todos vimos comedias los fines de semana en la tarde. Creo que todos vimos publicidades de Corn Flakes y Kodak, donde todas las familias se nos presentan en imágenes que relacionamos con lo que la felicidad debe ser.

¿Cómo iba a llegar a ese punto? Debe ser un misterio del universo que hasta ahora no se me develó, porque año tras año la vida me ha mostrado otra cara, otra arista, otro camino, otra historia y otra opción que tomar. Sé que no he buscado con ahínco la vida de la cajita de cereales, ni a la preciosa arquitecta-nutricionista-etc., ni a la casa linda, ni a los hijos, ni a los perritos; porque la vida para mí se transformó en una valiente, costosa y arriesgada lucha que me forzó a renunciar a todos esos planes con el afán de vivir mis sueños y enfrentarme a mis mayores miedos. Mi vida se volvió un ejercicio casi interminable y a veces con insatisfactorios retrocesos en búsqueda de la inalcanzable perfección. Admito que ha sido tan sacrificado como placentero. No me quise limitar a esas cuantas líneas que tracé, cuando más dicha me daba mirar una estrella en el cielo y seguirla aunque el camino se agotase y no pudiera seguirla más;

poner mi cuerpo lo más liviano posible y dejarme llevar por el viento o por la cola de un cometa como el Principito, agarrarme a un hilo dorado que me llevaría a perderme en lo que bien vendría a ser a este universo paralelo, donde no sé si soy más feliz pero al menos soy más fiel a mi mismo.

Pero es hoy cuando me restriego el shampoo del cabello y que descubro que los planes que tracé a mano alzada sobre las baldosas del baño hace tanto tiempo ya, fueron olvidados ese mismo día; que por más que me esforcé porque todo quede muy claro y detallado en cada baldosa de la ducha, solo fueron trazos que hice con mi dedo arrugado por la humedad, esquemas a mano alzada y que aquel vapor con el que dibujé aquellas líneas terminó por condensarse y caer, triste, como una lágrima, en búsqueda de la rejilla.


Es cierto, ese cliché que llamé vida adulta o madurez hasta ahora no me ha llegado.

Mi vida no es para nada como la pensé en ese entonces. Mi vida no es para nada común. Es mucho más como la soñé, aunque no sea exactamente como la soñé. Tiene las constantes dificultades y demoras que ocasiona vivir aquello que uno desea, o en diferentes países. No tengo los tres perros, tengo solo uno y vive muy lejos de mí. No cuento con negocio propio, ni mi refrigeradora tiene leche chocolateada o postres de limón. No organizo ni partidos de fútbol, ni asados para la familia o amigos en el patio de la casa que no poseo. Tampoco tengo un plan de ahorro para un futuro retiro y mis padres no vienen a visitar a los nietos que no tienen. Y hace poco quien era mi novia, decidió terminar nuestra relación, porque, posiblemente, yo tampoco me asemejo a lo que ella dibujó una tarde lo que sería su vida en el espejo empañado de su baño.

No me estoy quejando de que algo me falte o no. Tampoco voy a pensar por esto, que la vida se ha dedicado a golpearme, y menos que por esos ‘golpes’, que no me ha dado, ahora sea más fuerte. Soy más fuerte porque me enfrenté a mis miedos y los vencí. Soy más fuerte porque se que nuevos miedos que aún no descubro me esperan a la vuelta de la esquina y voy a su encuentro. Soy más fuerte porque el camino que elegí fue el más difícil que encontré, pero no lo elegí por difícil, lo elegí porque me gustaba el paisaje.

Simplemente, estoy describiendo una realidad que no vivo, y que contiene las cosas que la gente esperaría de mí, de alguien con ‘mis capacidades’, con ‘mis talentos’, con ‘mi ingenio’…. ¿Por qué esperar tanto de mí? Talvez porque un día, sin esperarlo, yo también lo esperé ¿Por qué esperar tan poco de mí? ¿Por qué esperar eso de mí? No es que no lo quiera, pero tampoco es exactamente lo que quiero. Sin reclamos, sin lamentos, pero con una inmensa necesidad de saber el por qué.

Sigo aún sin entender si nosotros elegimos la vida que queremos vivir o si la vida nos elige como protagonistas de nuestro destino por alguna razón que no logramos comprender. Solo sé que las cosas pasan de una manera y no de ninguna otra y que en eso ya hay algo de magia; la vida, a la final, es buena. No acepto el sufrimiento por el sufrimiento, ni el sacrificio por el sacrificio y menos el dolor por el dolor.

Sin embargo, hoy, al finalizar la ducha y secarme con la toalla, miro mis ojos en el espejo y algo me dice que tal vez todo aquello que dibujé un día con pompas de jabón y shampoo, no suceda nunca.No es que me deprimí y creo que nunca va a pasar, ni tampoco estoy seguro que si. Es que ya no soy un niño y soy realista cuando pienso que tal vez ese tren que muchos pensamos, que yo imaginé, que un día pasaría para mí también, ya haya pasado y no vi, nunca lo vi. Tal vez no haya vida familiar, esposa, hijos y perros… Talvez no haya casa grande, partidos de fútbol y asados. Quizá mi vida sea simplemente distinta.

Nunca esperé en un andén y no empezaré a hacerlo ahora. Pero tampoco lo veo con negatividad.

No me lamentaré por lo que no tengo y menos por lo que nunca tendré. Sé que algunas cosas llegarán. Sigo pensando que me encantaría tener hijos….Otras cosas son más fáciles: Ya compraré lácteos, jamón cocido y postres de limón esta semana. Sé que tampoco me lamentaré por aquello que simplemente no debía llegar y menos me angustiaré por la llegada de cosas que aún no tengo el poder de imaginar, siquiera, que puedo necesitar. Desde este punto, cualquier cosa puede suceder y eso es excitante.

Hoy las pompas de jabón tuvieron, simplemente, un significado agotadoramente más fuerte.

sábado, 29 de octubre de 2011 0 comentarios

Sueño musical - No alcanzan las flores - Diego Torres

A veces no sueño con imágenes, ni historias. Simplemente con canciones que he escuchado. Me levanto y no dejo de pensar en esa canción



}

Me pasé la vida dejando pasar las palabras que el silencio me decía
...Pero ahora que se acerca el final, cómo me cuesta aceptar esta guerra perdida.
Me quedo sin fe, me muero de sed, buscando razones para olvidarte...
Me duele el ayer, me pesa tu adiós y cargo la cruz de mis errores. No alcanzan las flores..
para pedir perdón.

Me entregué al invierno y a la soledad y dejé que un beso no valiera nada.
Me bajé del viaje de tu corazón, me subí a las nubes mientras te alejabas...
... me cuesta aceptar que todo se termina.

Faltan motivos para continuar...




jueves, 27 de octubre de 2011 0 comentarios

1. De las cenizas al fuego

Nunca me sentí tan aferrado a la vida y tan cercano a la muerte. Nunca antes sentí tanto miedo y valor al mismo tiempo. Una inmensa serenidad me había llenado. Mi vida no estaba en mis manos. Estaba muy cerca de casa (a 20 metros de la puerta), pero tan lejos de lo que se podría llamar hogar, que sentí un poco de pena por mi mismo. Pensé en Natalia. ¿Cómo se iba a enterar que media hora más tarde de lo que fue una fría despedida de su parte, ya no estaríamos nunca más juntos? ¿Cómo imaginaría ella que yo podría morir sin pena, ni gloria en una esquina cercana a la Sexta, a pocas cuadras del centro de Rosario? ¿Quién le iba a avisar? ¿Si me mataban, que iba a pasar con mi cuerpo? ¿Cómo se enterarían mis padres, mis hermanos, mi abuela, mis amigos? No había comido. Yo y mi maldita boca. ¿Por qué tuve que hablar? Siempre hablo demás cuando estoy nervioso.

Habían pasado solo dos minutos, pero parecía una eternidad. Dos delincuentes juveniles, de los conocidos ‘pibes chorros’ que abundan en nuestra querida Rosario me tenían a su merced. Dos mal llamados ‘negros’, con facciones indígenas bien marcadas, ojos pequeños, cabello descolorido con agua oxigenada, mechones que sobresalían por atrás a manera de colita. Cubrían su cabeza con ‘gorritas’. Pistolas en mano, me apuntaban en el medio de la frente y en la sien izquierda. Ya me habían despojado de mi campera favorita, un celular Nokia algo estropeado, pero con unos mil mensajes que podían ser una perfecta bitácora de mi relación con Natalia. También tenían mi cadena metálica de tipo militar que tenía nada más, si no mis datos personales. ¿Para qué la robaron? ¿De qué les podía servir?

- ¡Danos la plata!

- ¡No tengo na-da de dinero! – Les dije muy molesto ante tanta insistencia e incredulidad. Ya no sabía como más mostrarles que no tenía nada más que ofrecerles, excepto el libro que estaba leyendo que, obviamente habían rechazado. Había incluso volteado los bolsillos hacia fuera para que viesen que no había salido con nada de dinero a la calle. Solo acompañaba a mi novia a la parada del colectivo.


- ¡El dinero, hijo de puta!- Dijeron mientras uno de ellos me empezó a rebuscar y el otro se alejaba con las prendas robadas.

Me habían insultado un par de veces. Insultado a mi madre, a mi forma de hablar diferente a la de ellos,… pero lo que más me molestaba era el insulto a mi inteligencia. Me había confiado demasiado. Vi al pibito que me apuntaba a unos metros de mí. No tenía más de 16 años, asustado y con un arma de fuego en sus manos. Lo había visto arrimado a la esquina de enfrente. El otro era un pibe mayor, pero con apariencia similar, estaba a pocos metros, subido en una moto, aparentando que iba a arrancar. El tránsito en la calle ese domingo, a las dos de la tarde era poco, pero habían por lo menos siete personas aparte de los dos delincuentes y yo. Me confié. Pensé que era el blanco menos probable, cuando en realidad era el más factible, al ser el único que iba solo. Ninguno movió un músculo. Tal vez sí, seguramente tragaron en seco. Pero aparte de eso, no hubo reacción alguna, ni antes, ni durante, ni después. En parte, lo entiendo. ¿Pero después?

- Ya te dije que no tengo dinero. Ya me quitaste todo, ¡ándate! ¿Ok?

- Vo’ no me decí a mí lo que tengo que hacé’


- Dime la verdad, ni siquiera tiene balas la pistola, no?


- ¿Querè’ probá’? – Soltó el pibe haciendo como que corría el seguro de la pistola.

¡Negro de mierda! ¿Para que tenía yo que preguntarle nada? Soy un tarado. Finalmente, se cansó de buscar sin encontrar nada más. Me gané una patada en la espalda que me arrojó al suelo. Se fue.

- ¡Andate a tu casa, corriendo y no me miré’ o te mato!

Me levanté despacio. No había apuro, no sentía que me iba a matar ya y el dolor de la espalda no daba para más. Me fui caminando lentamente, agradeciendo sarcásticamente a los vecinos que presenciaron la escena. No podían mirarme a los ojos, y no me dijeron nada. Estoy seguro que el sarcasmo fue mucho para esos pobres infelices que deben haber entendido menos.

Desde ese día, mi vida cambió.

No cambió a raíz del mal momento vivido. Tal vez si, pero no lo percibo así. Creo que simplemente, se sucedieron una serie de eventos que no esperaba y que me han obligado a tomar medidas, actitudes y acciones necesarias para adaptarme a nuevos retos.

Es cierto. Necesitaba muchos cambios, y los necesitaba urgentemente. Me estaba ‘achanchando’ como se dice por acá. Me acomodé demasiado a una situación que no solo que me incomodaba, sino que me estaba matando. Necesitaba otra cosa, ¿otra cosa?, otra vida, ¿más vivida?, necesitaba recuperar mi arte, mi mundo, mi visión de lo que la vida debe ser, mi forma de vivir, mi estilo y hasta mi humor. No estaba contento con como estaban yendo las cosas. Pero solo podía recaer la responsabilidad de lo que sucedía sobre una persona. Ahí estaba él: Lo saludé en el espejo.

No voy a decir que verme cercano a la muerte fue lo que me motivó a cambiar. Se que no fue una experiencia menor, pero diría que no fue eso. Simplemente, las cosas se dieron así. No hubo señal divina, ni magia en el universo. O mejor dicho: ¡Siempre estuvieron ahí! El universo nos manda señales para que hagamos de nuestra vida todo lo que debe ser, día a día, hora a hora. Solo que decidimos ignorarlas, no mirarlas, nos acomodamos y dormimos una siesta demasiado larga. No hubo una señal clara y concreta. Si uno mira atentamente, si observa con cuidado, si se permite escuchar y escucharse a sí mismo, todas las señales están con nosotros y en nosotros.

De repente lo recuerdas todo. ‘Había una vez en que fui interesante. Recuerdo cuando fui divertido, cuando las conversaciones duraban horas, cuando me sentía atractivo. Trabajaba duro, creaba, inventaba, imaginaba, soñaba… Me veo igual, pero me siento diferente. He dado demasiado y he recibido muy poco. Estoy cansado. Hay una nube negra sobre mi cabeza, un huracán aproximándose y un remolino con tempestad en mi gran vaso de agua’…Pero recuerdas todavía más. ‘Soy un fénix. Sigo siendo un fénix, siempre lo fui.’

Admito que los cambios son duros, pero que siempre me fascinó comenzar algo. Se siente mucho placer ante los nuevos proyectos, mucha ilusión. Pero también admito que es cada vez más duro volver a comenzar. Necesitamos afianzarnos en nuestros logros, en aquellas metas que perduran, en las conquistas que se sienten en la punta de nuestra lengua, en las yemas de nuestros dedos, en esas alegrías que te llena la pupila y te rozan la pituitaria. Necesitamos admirarnos en ese álbum de fotos mental que llevamos en nuestra memoria y al que acudimos cuando estamos muy felices, muy tristes o muy melancólicos.

Ya era hora de sacudirse el polvo, de levantarse del suelo, de poner un pie delante del otro y empezar a andar primero y correr después. Es momento de extender las alas y volar, sin cuestionar si podré hacerlo o no, si la gasolina durará. Volveré a volar, mientras dure el sueño. Siempre vuelo cuando sueño. Siempre que emprendo el vuelo empiezo a soñar.

Ha pasado más de un mes desde entonces. Me mudé a un departamento por el centro que comparto con un amigo italiano. Giosué. La convivencia es muy agradable, amena y tranquila. Natalia decidió terminar nuestra relación en lo que ha sido el golpe más duro que he tenido que recibir en el último año. Es un golpe duro, pero lo venía pagando a cuotas y así ha resultado más llevadero. La extraño mucho, no me voy a engañar. Me he escondido sus fotos, pero sé donde están y donde mejor se guardan es en mi memoria donde siempre las encuentro, intactas, nítidas, límpidas, casi perfectas, pero solo imágenes aisladas que no representan una realidad que es mucho más amplia y compleja

He vuelto a mi vida de soltero. No hay mayor misterio. Trabajo mucho, he recuperado un poco del tiempo perdido con mis buenas amistades, entreno tanto como puedo, y he vuelto a aquel camino que nunca terminaré de recorrer: el de la perfección. Estoy entero. Algo golpeado, algo herido, ‘sólo me duele cuando me río’ pero el estar entero, eso, cuenta muchísimo.

lunes, 17 de octubre de 2011 0 comentarios

A manera de Introducción

¿Y ahora qué? Aquí estamos, nuevamente frente a una hoja en blanco. Una hoja de Word, pero en blanco al fin y al cabo. Poco a poco las palabras se van sucediendo y la blancura se irá perdiendo. Hay algo muy excitante y a la vez inquietante en una hoja vacía. Es un espacio para inventar, para soltar y soltarse, para descargar, disparar, soñar, dibujar, dibujarse y desdibujarse. Hay tiempo, todo el tiempo del mundo en un microuniverso para el cual, quienes escribimos, somos sus dioses. Este es mi mundo. Este es mi lugar. Aquí reclamo mi esencia, aquí me pinto más fuerte de lo que soy, aquí me pinto más débil de lo que soy, aquí me muestro más grande de lo que soy, o más pequeño de lo que soy. En este lugar soy más feliz que en la vida real, o más infeliz… Acá soy más valiente o más cobarde. Aquí soy yo mismo en realidad, pero soy alguien completamente diferente. Aquí soy fantasía y soy realidad. Acá soy y acá estoy. Acá estoy otra vez y ojalá sea por mucho tiempo, porque en verdad disfruto escribir y disfruto más cuando me leen.

Hay que agradecer a los buenos y grandes amigos que me apoyaron durante las versiones anteriores y que son responsables del lanzamiento de este nuevo proyecto. Sus palabras de apoyo siempre están conmigo: Manu, Angie, Gise, Moni, mis hermanos y otros lectores fieles y amigos incondicionales al otro lado de la pantalla. Gracias a ustedes, acá estamos y espero hacerlo mejor que antes.

He decidido reabrir mi espacio de mayor creación. En el año 2002 aparecieron los CALEIDOSCOPIOS DE RELACIONES en su versión papel y cartelera y llegaron a unos 45 capítulos. En el 2007 y hasta el 2010 aparecieron los JUANKALEIDOSCOPIOS en su versión RELOADED (2.0). Bienvenidos a su versión EVOLUTION 3.0. Pretenderé ser más maduro, o al menos dármelas de superado. El plan es relajarme, y disfrutar. Sujétense los cinturones, porque lo vamos a pasar bien.

 
;